jueves, 20 de mayo de 2010

El intenso sabor del langostino de Vinaròs

Tras una dura semana, en la redacción de Esquire decidimos que era buen momento para recargar fuerzas. Y la excusa para hacerlo nos vino servida en bandeja (de langostinos) por nuestros amigos del Ayuntamiento de Vinaròs. Así, ayer pudimos disfrutar de la presentación del Concurso Nacional de Cocina Aplicada al Langostino de Vinaròs 2010, organizado por el propio municipio castellonense en el restaurante La Broche, de Madrid.

Rodeados de un público variopinto y que demostró ser gran conocedor de las evoluciones gastronómicas patrias, tuvimos la oportunidad de abrir boca degustando unas cuantas piezas del protagonista que allí nos congregaba: el langostino vinarocense. De ahí, y al tiempo que conocíamos mejor cómo se cría, pesca y prepara (lo ideal es con apenas un golpe de calor y agua de mar a ser posible), se dio paso a un menú preparado por el premiado chef del local, Ángel Palacios, que no dejó indiferente a nadie. A nuestro juicio, cabe destacar las creaciones vinculadas al certamen presentado, como unas correctas milhojas de langostinos asados con manzana o una interesante pero fallida fondue de queso con langostinos y yema de huevo, de sabores tan intensos que anulaban por completo el del propio crustáceo. Una lástima.

Igualmente, y en líneas generales, la velada resultó muy agradable y ciertamente divertida. Además, me permitió perder la virginidad (gastronómicamente hablando) en una de esas disciplinas que, casualidades de la vida, aún no lo había hecho: las ancas de rana. Una experiencia de la que no sólo salí airoso, sino muy satisfecho. Y no, no me supieron a pollo... (por José María Álvarez).