
¿De qué os estoy hablando? Pues de un enfriador de vino consistente en una pieza de acero inoxidable que –previo paso por el congelador– se introduce en la copa y promete enfriarla hasta 20 veces más rápido que una cubitera, todo ello durante al menos dos horas. Original y no excesivamente caro (50 dólares por dos piezas), aunque desde luego no es la solución ideal ni más elegante por mucho que intenten dotarlo de diseño hasta en los recipientes a juego para reposar las piezas una vez cumplido su objetivo.


