Cuando acudes a entrevistar a un bodeguero, no te esperas que la fotógrafa que va a retratarle (Lua Fischer) se declare fan suya casi como si fuera una estrella de cine, pero en el caso de Telmo Rodríguez está claro que los clichés no sirven para nada.
En nuestro número de febrero, él mismo nos explica porque abandonó el negocio familiar (sus padres producen el magnífico vino Remelluri) para abrir su propio camino y crear un modelo de negocio propio con la Compañía de Vinos Telmo Rodríguez. Con ella ha conseguido triunfar por medio mundo –exporta el 90% de su producción– gracias a marcas tan diversas como Basa, Molino Real o Lanzaga, que le han reportado el reconocimiento de la crítica y el público.
Hombre hiperactivo (asesora y colabora con restaurantes, revistas o cadenas hoteleras), su carácter franco le ha reportado también fama de polémico o rebelde. Tras conocerle en persona, lo cierto es que la única justificación que se me ocurre para ello es que dice las cosas muy claritas, algo que no estila en un mundo todavía muy conservador y que mira con malos ojos a todo aquel que se salga de la norma. Sea como sea, un personaje muy interesante y con mucho que contar, os lo aseguro.