En primer lugar, te recomendamos que visites Pebret (en la imagen, calle Roselló 197, entre Enric Granados y Aribau), una mezcla de cocina mediterránea y chilena que te sorprenderá. Obligatorios, para abrir boca, son su pisco sour y su ceviche inimitable (debates peruanos al margen). Interesante también el queso brie rebozado con mermelada de cebolla caramelizada y, sobre todo, sus sopaipillas con 'pebre',típico del país latinoamericano (tortillas de harina y calabaza fritas con la salsa que da nombre al local –añadiendo una 't' para darle un toque catalán-). Como plato principal, dos opciones: Para carnívoros, pastel de choclo (a base de maíz molido y gratinado con ternera y cebolla, servido en cazuela de barro). Espectacular. La otra alternativa es el chupe de mariscos, servido de forma similar pero realizado a partir de una combinación de tan finos elementos marinos. Por último, cabe destacar su amplia carta de vinos, que incluye una buena selección de caldos chilenos. Ante la duda, prueba el tinto 35º South...
Desde Sudamérica, cambiamos de continente y nos vamos hasta Asia, concretamente a Tailandia. A unas pocas calles de Pebret y sin salir de Barcelona, nos encontrarnos con Thai Lounge (Calle Valencia 205, entre Balmes y Enric Granados), similar a su 'primo hermano' Thaï Gardens (Madrid y Barcelona), la opción ideal si el presupuesto del comensal es algo más ajustado. Por unos 30 euros (aprox.) se puede disfrutar de un menú de degustación con los clásicos de la cocina tailandesa entre los que cabe destacar un plato: el estofado de buey al curry rojo cremoso con patatas manfalang. Suave en boca y potente en aroma.
Ya lo sabes, si la crisis te obliga a quedarte cerca de casa estas vacaciones, aprovecha y da la vuelta al mundo a través de los sabores de Barcelona. ¡Bon profit! (por José María Álvarez).