viernes, 22 de octubre de 2010

Gordon Ramsay, el cocinero que parece salido de 'Trainspotting'


Como os comentaba el otro día hablando sobre Hideki Matsuhisa, ya tenemos en las calles el número de noviembre de Esquire. En él llevamos un En esto creo con otro crack de los fogones, el archiconocido chef británico Gordon Ramsay, de quien edita estos días Grijalbo un nuevo libro: El mundo en mi cocina. De las perlas que le contó a nuestra compañera Ana Valls esta estrella mediática con malas pulgas –la foto es de Tom Wagner– os destaco unas pocas (el resto, igual o mejores, en la revista):
  • Mi madre era buena cocinera. A su estilo. Tenía una vieja sartén llena de aceite que reutilizaba cada día. En casa no había dinero, así que la idea de tener para cenar primero, segundo y postre nos sonaba a chino.
  • Mi padre nunca probó uno de mis platos. Decía que cocinar era de maricas. Falleció un día de Año Nuevo. Mi hermano Ronnie, que estaba enganchado a la heroína, no quería ir al funeral. Necesitaba una dosis. Así que tuve que darle dinero para que se tranquilizara y pudiese venir al entierro. He tratado de ayudar a mi hermano toda la vida, pero los drogadictos son las personas más egoístas que existen. Siempre tratan de manipularte.
  • Mucha gente que sólo me ha visto en televisión piensa que soy un gilipollas. Pero eso es porque nunca han trabajado conmigo. La cocina de un restaurante es diferente a cualquier otro sitio. Los que han trabajado para mí –y han sobrevivido a ello [risas]–, me adoran. Yo doy honestidad brutal y eso es lo importante. Además, cuando eres jefe de cocina en un restaurante de categoría tienes que hacer entender a la gente quién manda y qué órdenes deben seguir [pon Gordon Ramsay en YouTube y contempla los vídeos de sus cabreos. Son increíbles].