La cata tuvo como protagonistas las añadas 2006, 1998 y 1995 de Château Palmer, así como la 2006 de su "otro" vino Alter Ego y la edición especial Historical XIXth Century Wine L.20.07 (una rareza a la que le añaden Syrah y por tanto queda excluida de la O.C.). Sin discutir el gran nivel de la bodega, algunos de los invitados echamos de menos poder disfrutar de añadas más recordadas; otros, sin embargo, disfrutaron enormemente. Intentando reunir todas las opiniones, el Alter Ego 2006 es el vino más accesible de la bodega (60 euros), resulta bastante más afrutado que sus "hermanos" y ya se puede disfrutar casi en su plenitud. Por su parte, el más joven de los tres Millesimé –vinos complejos, que se mueven entre 215 y 299 euros– no puede aún juzgarse por su juventud mientras que fue el del 98 el que pareció más redondo de todos. El Century Wine... Pues eso, una extravagancia divertida pero a qué precio (240 euros).
Acompañando a los vinos pudimos disfrutar de un menú preparado por el chef titular de Lavinia, Ange García. Algo contundente para mí gusto y penalizado por largas esperas entre plato y plato para presentar cada vino, pero a buen nivel general en sus especialidades (sabroso foie escabechado, tartaleta de boletus magnífica de sabor pero algo blanda en su textura, perdiz roja con cebollitas de manual...). A destacar por encima de todo los postres: queso Vacherin Mont D'or traído de Lyon y unas milhojas brutales en sabor y tamaño. Hay que volver para disfrutar más reposadamente de su cocina.