El pasado viernes tuve el placer de ser uno de los invitados al hotel AC Santo Mauro para conocer la Maison temporal de G.H. Mumm en Madrid, a la que ya hicimos mención en este blog. La firma gala contó con la excepcional colaboración del jefe de bar de Sergi Arola Gastro y maestro coctelero Diego Cabrera quien, tras un breve recorrido por la historia del cóctel, nos brindó la oportunidad de disfrutar de sus creaciones a través de tres combinados, dos clásicos y uno con sello propio.
En primer lugar, pudimos probar un Spritz, a partir de una base de Aperol (similar al Campari), ralladura de piel de naranja y, por supuesto, Mumm Cordon Rouge. Seguidamente, se nos ofreció una derivación del Príncipe de Gales. La fórmula para elaborarlo es fácil: se baña un terrón de azúcar moreno en bitter de angostura y se deposita en el fondo de la copa, se añade un chorro de ron añejo, nuevamente ralladura de piel de naranja y Cordon Rouge. Dulce progresivo... Para terminar, un original cóctel denominado –no tan originalmente– Pasión-Fresa, con la mezcla de zumo natural de fruta de la pasión y fresa, bien ligado con el champagne. Simple, natural y triunfador indiscutible entre las féminas.
Después del impecable recibimiento, y acompañado por los directores de los cáterings más selectos de España, accedí a uno de los salones privados del palacete de Chamberí. Allí nos esperaba un show cooking con Carlos Posadas. Pudimos abrir boca en su terraza con vistas a la calle Almagro y establecer un primer contacto degustativo suave mediante una espiral de foie gras y membrillo. Ya dentro, nos esperaba una mesa impoluta, rodeada de las tan estéticas como poco funcionales sillas modelo Luis XV en metacrilato del mediático Philippe Starck.
Bien acomodados, el chef vizcaíno nos invitó a un viaje de sabores y aromas inmejorablemente maridados con las variedades de gama de Mumm. Del menú, cabe destacar las orechiettes de sémola de trigo duro con leche de avellanas y ralladura de trufa blanca –impresionante aroma y espectacular en boca– combinado con Mumm Rosé. La lubina poché con boullabaise de tiras de espardeñya (Mumm Gran Cru), la becada asada en salmís con paté de sus propias vísceras (Cuvée R. Lalou) o el parfait de rape con 'arena' de ajo inflado, bivalvos y caviar Per Se (Milésimé 1999) fueron otros puntos álgidos de la velada. Para el postre, Posadas huyo de complicaciones y sumergió un helado de queso en una infusión de frutos rojos edulcorado, naturalmente, con Mumm Demi-Sec.
Un sobresaliente para una organización al más puro estilo francés en un entorno sospechosamente parecido a la Maison original de Reims. Santé! (Por José María Álvarez)
En primer lugar, pudimos probar un Spritz, a partir de una base de Aperol (similar al Campari), ralladura de piel de naranja y, por supuesto, Mumm Cordon Rouge. Seguidamente, se nos ofreció una derivación del Príncipe de Gales. La fórmula para elaborarlo es fácil: se baña un terrón de azúcar moreno en bitter de angostura y se deposita en el fondo de la copa, se añade un chorro de ron añejo, nuevamente ralladura de piel de naranja y Cordon Rouge. Dulce progresivo... Para terminar, un original cóctel denominado –no tan originalmente– Pasión-Fresa, con la mezcla de zumo natural de fruta de la pasión y fresa, bien ligado con el champagne. Simple, natural y triunfador indiscutible entre las féminas.
Después del impecable recibimiento, y acompañado por los directores de los cáterings más selectos de España, accedí a uno de los salones privados del palacete de Chamberí. Allí nos esperaba un show cooking con Carlos Posadas. Pudimos abrir boca en su terraza con vistas a la calle Almagro y establecer un primer contacto degustativo suave mediante una espiral de foie gras y membrillo. Ya dentro, nos esperaba una mesa impoluta, rodeada de las tan estéticas como poco funcionales sillas modelo Luis XV en metacrilato del mediático Philippe Starck.
Bien acomodados, el chef vizcaíno nos invitó a un viaje de sabores y aromas inmejorablemente maridados con las variedades de gama de Mumm. Del menú, cabe destacar las orechiettes de sémola de trigo duro con leche de avellanas y ralladura de trufa blanca –impresionante aroma y espectacular en boca– combinado con Mumm Rosé. La lubina poché con boullabaise de tiras de espardeñya (Mumm Gran Cru), la becada asada en salmís con paté de sus propias vísceras (Cuvée R. Lalou) o el parfait de rape con 'arena' de ajo inflado, bivalvos y caviar Per Se (Milésimé 1999) fueron otros puntos álgidos de la velada. Para el postre, Posadas huyo de complicaciones y sumergió un helado de queso en una infusión de frutos rojos edulcorado, naturalmente, con Mumm Demi-Sec.
Un sobresaliente para una organización al más puro estilo francés en un entorno sospechosamente parecido a la Maison original de Reims. Santé! (Por José María Álvarez)