domingo, 8 de noviembre de 2009

Homenaje a la familia Tejedor


El domingo pasado aproveché estos últimos e inesperados rayos de sol para comer en la terracita de La Máquina de La Moraleja, aunque normalmente suelo pasarme más por la barra que podéis ver aquí encima. Como siempre, todo estuvo –como mínimo– bastante bueno. Unos chipirones por aquí, una parrillada de verduras por allá, esa ensaladilla que bordan en todos los restaurantes del Grupo o incluso unos callos de mojar y moja y mojar... Nos quedamos sin probar esta vez el magnífico marisco que siempre tienen (ya volveré con otros compañeros de mesa que sepan apreciar mejor lo expuesto en la foto de abajo), pero no puedo dejar de recomendároslo. El servicio, por supuesto, es de primera, y la dolorosa no lo es aquí tanto como podría parecer si nos dejaramos ver por las apariencias y el lugar donde se ubica. De hecho, a mí me parece barato (32 euros por persona con el albariño de la casa el último día).

Todo esto viene al caso de que nos encontramos ante
la sucursal del mítico restaurante del mismo nombre situado en Sor Ángela de la Cruz. Éste, a su vez, da nombre también al grupo restaurador que fundó la familia Tejedor hace ya más de 25 años (aunque sus miembros llevan gestionando restaurantes desde los años 30) y que da trabajo hoy en día a unas 300 personas en sus ocho establecimientos: La Máquina, La Máquina de La Moraleja, Puerta 57, Asador de La Esquina, Asador Madrileño, Casa Nemesio, Casa de Quirós y Casa Narcisa. Como supondréis, algo bueno habrán hecho para conseguir que todos, cada uno con sus peculiaridades y especialidades, vayan como un tiro. Cosillas como que el género es casi siempre irreprochable, las preparaciones sensatas, el servicio eficaz o ese ambiente familiar y cercano han hecho que se haya convertido en ese "valor seguro" –en el mejor sentido– que te sirve lo mismo para una comida familiar que para una cena de negocios o una celebración con los amigos. Y encima todos cuentan con una barrita donde aposentarse a comer bien, rápido y más barato aún.

Felicidades sinceras, pues, a este aútentico ejemplo para todos los restauradores madrileños y españoles; espero poder seguir disfrutando con ellos mucho más tiempo.