martes, 28 de septiembre de 2010

En 'Arabia' con Lonely Planet

Con motivo del décimo aniversario de la llegada a España de las famosísimas guías Lonely Planet, hemos tenido el placer de conocer en persona al fundador y principal responsable de este fenómeno: Tony Wheeler (próximamente podrás ver la entrevista que le realizamos en Esquire). Un trotamundos -mitad británico, mitad australiano- que, a sus 64 años, no ha perdido ni por asomo las ganas de viajar.

Para conmemorar este 'cumpleaños', el Grupo Planeta (responsable de la edición española de las guías) nos invitó al restaurante Arabia, donde compartimos mesa y mantel con el amable Mr. Wheeler. Por unas horas, el local se convirtió en una pequeña Torre de Babel en la que se dieron cita miembros de las más importantes oficinas de representación turística internacional en nuestro país.

Pero más allá de charlas con sabor viajero y la oportuna presencia de Lorenzo Silva como maestro de ceremonias, lo cierto es que la comida nos decepcionó ligeramente. Empezando por el servicio, que se vio desbordado desde el principio, tal vez por la falta de experiencia en este tipo de eventos. Y siguiendo por una oferta gastronómica original, pero presentada en unas raciones que dejaron sin probar los platos a algunos de los comensales (¿demasiados invitados de última hora?). Mención aparte merece la decoración, que da una sensación de atmósfera descuidada al entorno, aunque eso es algo que ya conocemos de anteriores visitas. En el apartado positivo, que también lo hubo, merece la pena destacar los entrantes a base de berenjena y humus o una crema de pimientos rojos con nueces. De los platos principales, lo mejor fue el muy ortodoxo falafel, un guiso de pollo con pera y el dulce puré de calabaza con ralladura de coco.

Para terminar -y justificar por sí mismo la velada-, un exquisito té árabe con hierbabuena. Demostración, una vez más, de que si el último sorbo está a la altura, el 'viaje' habrá merecido la pena (por José María Álvarez).

sábado, 25 de septiembre de 2010

Lujo en Neuchâtel

Suiza es uno de esos destinos que nunca deja de sorprender al viajero (sobre todo en lo que a exclusividad se refiere). En esta ocasión, tuve la oportunidad de visitar la espectacular fábrica de Dior Horlogerie en La Chaux-de-Fonds (pequeña población reconocida recientemente como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO).

A pocos kilómetros de esta capital de la alta relojería, se encuentra Neuchâtel, típico pueblecito helvético flanqueado por un inmenso lago del mismo nombre. Pese a su aspecto provinciano, no es raro ver circular por sus calles vehículos de marcas como Rolls-Royce, Porsche, Ferrari... Y es que muchos de los directivos de la principales manufacturas del mundo pasan gran parte de su tiempo allí, bien en sus domicilios privados o en sus exclusivos hoteles.

Y entre ellos, el Hotel Palafitte, una maravilla en plena naturaleza diseñada por el estudio de arquitectura Kurt Hofmann. Terrazas privadas con acceso al lago en cada habitación y casi todos los lujos imaginables. Lo mejor es que echéis un vistazo al vídeo que hice de mi 'dormitorio' para sacar vuestras propias conclusiones. No nos odiéis demasiado... (por José María Álvarez).

martes, 21 de septiembre de 2010

Reentré madrileña (y II): Ramón Freixa, La Maquina de la Moraleja y La Taberna de Pedro

Enlazando los dos últimos posts, el martes pasado estuve cenando en Ramón Freixa en un evento organizado por los responsables del maravilloso ron Flor de Caña y La Luna de Metrópoli. Muy buena compañía –Alberto Luchini, Alberto Fernández o Álvaro Castro, entre otros– para una velada de lo más agradable. ¿Y la cena? Complicado de explicar...

Era mi segunda visita a Ramón Freixa y debo reconocer que las sensaciones a la salida fueron las mismas que en la primera: frialdad, falta de emoción, sensación de "esto ya lo he vivido antes". Vaya por delante que Freixa tiene un talento tremendo como demuestran algunos de sus platos (las texturas del tomate, la hamburguesa de pato), el servicio es el esperable en un lugar de estas características o que la ambientación no me convence pero ya me gustó más que en mi visita anterior. Además, hay detalles como el extraordinario pan horneado –¿el mejor de España?– o los petit fours que hablan de un gran restaurante. Así que puede que el problema sea mío... pero no sé cuánto tardaré en repetir la experiencia, la verdad.

Para seguir, dos locales de los fijos cuando salgo con amigos y sin ansias de epatar ni ser epatado: La Máquina de la Moraleja y La Taberna de Pedro. De ambos ya os he hablado otras veces, así que tampoco descrubriré nada. Tan bien como casi siempre el primero el otro día en la terraza, con su gran ensaladilla, unos buenos salmonetes o un bonito al ajillo de nota. Algo duro, sin embargo. el calamar de potera encebollado, normalmente uno de los mejores platos en mi opinión. Para rematar, gin-tonics servidos de vicio en Aspen (y cobrados a la altura, claro). La definición absoluta de "valor seguro".


Aún mejor el jueves en La Taberna de Pedro, uno de esos sitios que aún no ha decepcionado a nadie a quien se lo haya recomendado (y han sido muchos). Un ejemplo: la pareja que nos acompañaba reserva para el día siguiente nada más terminar la cena... Agradable su terraza cubierta –ideal para estos día de entretiempo–, genial su extensísima carta de vinos de la que extraímos un Alonso del Yerro 2007 que cada vez me gusta más y honesta su cocina como pocas. A destacar los ya clásicos chipirones encebollados, un revuelto de hongos que no podemos dejar de pedir y una carrillera como pocas he probado. La relación calidad/precio, creo sinceramente que la mejor de Madrid en este estilo. No es de extrañ
ar que estuviera hasta la bandera. Felicidades a Pedro García por su trabajo. Ah, y un lugar que demuestra que con ganas, paciencia y sabiduría se puede formar a un buen servicio.

RAMÓN FREIXA (C/ Claudio Coello 67, Madrid)
Teléfono: 91 781 01 73
Precio medio: Menús degustación: 80 y 95 euros (sin bebidas). A la carta, entre 60 y 80 euros (sin bebidas).

LA MÁQUINA DE LA MORALEJA (Plaza de la Moraleja s/n, Alcobendas).

Teléfono: 91 658 52 97
Precio medio: Entre 35 y 45 euros (sin bebidas).

LA TABERNA DE PEDRO (C/ Alberto Alcocer 38, Madrid)
Teléfono: 91 457 33 63
Precio Medio: Entre 20 y 30 euros (sin bebidas).

domingo, 19 de septiembre de 2010

Reentré madrileña (I): Le Cabrera y Wakathai

Parece ser que las vacaciones realmente recargan las pilas a la gente, porque son incontables las cenas, eventos y demás actos sociales que se organizan estos días, tanto a nivel profesional como personal. Así que os vamos a contar en dos actos algunas de las más interesantes. Para empezar, Le Cabrera y Wakathai (foto de arriba).

Comenzaremos con un clásico de este
blog: Le Cabrera. Acudiendo a la llamada de la gran distribuidora de destilados Amer Gourmet, nos plantamos hace unos días en el local de Diego Cabrera junto a gurús de la gastronomía del calibre de Carlos Maribona, Luis Cepeda o José Peñín. El motivo de la cena era conocer a Alexandre Gabriel, dueño de la francesa Citadelle Gin (en mi top 3 de ginebras favoritas) y poder saborear diversas preparaciones de gin tonic con dicha ginebra, su espectacular Citadelle Reserve –envejecida en barrica, pensada para disfrutar sola– e incluso un ron jamaicano envejecido también en barricas de cognac que han preparado en especial para Le Cabrera llamado Plantation; dará que hablar, os lo aseguro.

Como ya os hablaremos de todo ello en
Esquire, repasemos la agradable cena que nos preparó Benjamin Bensoussan (tan sonriente en la foto de abajo), sin duda con más altos que bajos. Tras unas alitas de pollo algo normalitas –mejores las de La Gabinoteca– pudimos probar algunos clásicos como su buen steak tartar, el foie gras de cerdo negro de Felanitx o los lomos de sardinas (aunque en esta ocasión al maracuyá). De las novedades, nos gustó muchísimo su delicado falafel y bastante un tartar de vieras para comer enrollado con hojas de lechuga, al estilo de un nem tom. Alguna otra novedad no triunfó tanto por culpa de un pequeño exceso de sal y/o soja, pero seguro que Benjamin los va puliendo. En resumen, un valor seguro para cenas informales pero de nivel.

Por otro lado, pudimos visitar al final Wakathai, el comentadísimo proyecto del cocinero argentino Walter Brandan –ex Sudestada, ex Asiana Next Door– que ha tenido tanto éxito inicial que ya ha subido los precios un 10% en tan sólo tres meses (hay que aprovechar la ola...). Como era de esperar con esos antecedentes, cocina de fusión asiática bastante auténtica para lo que se estila por aquí. Terraza urbana –al lado de los coches, vamos– en una noche de lo más agradable y la posibilidad de cenar con Inédit predisponían aún más positivamente, pero el resultado nos decepcionó algo. En lo gastronómico, menú degustación con aciertos –tremendo el ceviche de corvina (foto de abajo) y muy bien unos dumplings del mismo pescado o una curiosa ensalada con oreja de cerdo, garras de pollo y lengua de ternera– y otras cosas que pasaron con menos gloria. Entra estas últimas, unos nem tom por debajo de lo esperable, la ensalada de algas o la sopa fría de sandía. El postre, un flan de coco con leche condesada, bien sin excesos y demasiado pesado.

Aún así, la nota hubiera sido bastante alta de no mediar un terrible fallo de servicio –muy amable durante toda la noche, por otra parte– que demoró la espera entre uno de los platos del menú y el siguiente más de 40 minutos. Tras eso, y aunque se recuperó el ritmo a partir de ahí, la verdad es que ya no disfutamos igual. Un jarro de agua fría que me hizo desistir de pedir alguno de los cócteles que ofrecen –con muy buena prensa– y optar directamente por la cuenta. Brandan, en un gesto que le honra, nos invitó a las bebidas. Habrá que darle otra oportunidad.

PD:
Lamentablemente, el viernes acudió otra persona de la redacción a Wakathai –recomendada por mí– y lo suyo con el servicio parece ser que fue bastante peor y encima con no tan buenas maneras. Me costará darle esa nueva oportunidad.

LE CABRERA (C/ Bárbara de Braganza 2, Madrid)
Teléfono: 91 319 94 57
Precio medio: 25-35 euros sin bebidas (restaurante). Cócteles: 10 euros excepto los que son con champagne (14 euros) o para conductores (9 euros).

WAKATHAI (C/ Conde Duque 13, Madrid).
Teléfono: 91 541 78 76
Precio medio: Menú degustación: 33 euros (sin bebidas). A la carta, entre 25 y 35 euros (sin bebidas). Cócteles: 8,80 euros.


jueves, 16 de septiembre de 2010

Eneko Atxa y Ramón Freixa: parecido inicio, distinto desenlace

Hace algo más de un año abrían restaurante en Madrid dos reputados cocineros, uno vasco (Eneko Atxa, foto de arriba) y otro catalán (Ramón Freixa, foto de abajo). Ambos abrían en hoteles de lujo –en el Villamagna el primero, en el Selenza el segundo– con grandes expectativas y bastante ruido mediático, compartiendo incluso agencia de comunicación. Pues bien, ayer supimos que Eneko Atxa ha abandonado su proyecto madrileño, mientras que Ramón Freixa disfruta de su estrella Michelin y una buena afluencia de público (estuve cenando el martes, ya os contaré). Una noticia triste, pero previsible.

Atxa nunca apostó realmente por esta aventura y sus ausencias para seguir al frente de los fogones de su local de Azurmendi (Lezama) eran la norma, mientras que Freixa se trasladó con todas las consecuencias desde Barcelona, dejando allí a su padre a cargo de una versión más clásica que denominó Freixa Tradició. Algo respetable, por supuesto, pero que no ayuda. Como tampoco ayudó la gerencia del Villamagna con muchas de sus decisiones, lo que provocó tiranteces desde el primer momento. ¿Algunos de los problemas? Atxa tenía la competencia en su propia casa del exitoso Tse-Yang (Freixa es el único gallo en su corral), el uso de la terraza también fue objeto de disputas (por su parte Freixa ha creado la muy agradable Fora, opción informal más que recomendable), tenía una decoración fría e impersonal (no me mata la de Freixa, pero es otra cosa), los precios eran muy altos incluso teniendo en cuenta que hablamos de un restaurante de ese nivel (y ya sabemos que un restaurante así no se monta para ganar dinero)... Un fracaso, en resumen, que puede achacarse a ambas partes y que empobrece un poco el panorama gastronómico madrileño. Esperemos, al menos, que ambas partes aprendan la lección.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Nos vamos de San Wich

Con el regreso de las vacaciones viene también nuestra vuelta al colé particular y la búsqueda diaria de opciones variadas donde comer cerca de la oficina. Y como siempre se agradecen novedades al respecto, ayer nos animamos a acercarnos a San Wich... y hoy hemos repetido.

Lo primero que nos llamó la atención del local fue su lema: "Porque un buen sandwich es necesario". Y sí, lo que encontramos en este pequeño pero bien decorado local son sobre todo sándwiches, algunos muy originales debido al origen chileno de sus dueños, pero también hamburguesas, perritos, empanadas y dulces. En el apartado liquido, un par de vinos chilenos, cerveza Alhambra (¡bien!) y unos
pisco sour con los que reanimar el eterno debate sobre el origen de la bebida: ¿chilena o peruana?

Yendo al grano, y por extraño que parezca, ayer nos apretamos unas hamburguesas Voladoras con Alhambra (el
pisco sour mejor cuando pueda repetir y repetir). La hamburguesa, de pollo, muy bien de sabor, textura y pan. Para acompañar, tan sólo unas patatas onduladas (decepción). En el salseo, agradable sorpresa con una salsa de ají magnifica que traen directamente de Chile; picante, sabroso y dulce, todo al tiempo. Hoy, y para tener más material sobre el que opinar, han caído bágels, hamburguesas y sándwiches. ¿El resultado? Se confirman magníficas las hamburguesas (las de hoy eran a lo pobre), bastante bien los bágels (roastbeef y pavo) y curiosamente muy decepcionante el sándwich de ave mayo.

Un servicio rápido y simpático, precios amables (abajo tenéis la carta) y esos vasitos dulces que ayudan a dejar un agradable sabor de boca redondean una buena experiencia (mejor que Peggy Sue's o Tommy Mel's, por ejemplo) en la que habrá que profundizar.

martes, 7 de septiembre de 2010

Guiños cinematográficos en el Astoria7

¿Qué nos sugiere San Sebastián en estas fechas? Cine, sin duda. ¿Y durante el resto del año? Pues entre otras cosas, buena gastronomía y, sobre todo, pintxos. Por eso es una gran idea la iniciativa del hotel Astoria7 para juntar ambos mundos mediante la creación de un divertido pintxo llamado Foie-tatouille en homenaje a la gran película de Pixar Ratatouille (ese monólogo del crítico Anton Ego al final de la cinta... ¡espectacular!).

Se trata de una creación de Pedro Olmedo, asesor gastronómico de Astoria 7. Este hotel contemporáneo es uno de los encargados de renovar el panorama hostelero de Donosti gracias a su toque urbano y una decoración temática dedicada al Séptimo Arte (tranquilos, no es kitsch sino elegante). Por ello es de cajón que sea su restaurante el que ofrezca este pintxo –elaborado con foie en terrina, cebolla caramelizada, calabacín marinado, compota de berenjena y un toque de estragón fresco– durante todo este mes de septiembre.

Un consejo final: después de deleitaros con este sabroso bocado, acudid a lo viejo para probar el pintxo de foie con compota de manzana de La Cuchara de San Telmo, el de foie con uvas del Bergara, el más tradicional del Sport (a la plancha, con sal y pimienta)... ¡Qué grandes las barras donostiarras!

jueves, 2 de septiembre de 2010

¿Mal de altura?

En pleno mes de agosto y con un Madrid desértico, por clima y por aspecto, se me ocurrió pasarme por el Hotel Eurostars Madrid Tower. Ubicado en los terrenos de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, me pareció una buena idea conocer desde dentro una de las cuatro torres que han cambiado la silueta de nuestra capital y, de paso, probar su oferta gastronómica.

Una propuesta que viene dada por el Restaurante Volvoreta, situado, nada menos, que en la planta 30 del edificio, algo casi insólito en nuestro país. El local debe su nombre a un tipo de mariposas rojizas que cuelgan del techo del restaurante. Más allá de la irremediable sensación de que alguno de estos adorables bichitos pueda acabar cayendo en el plato, el espacio interior, obra de Xavi Muñoz, con la inestimable ayuda de sus vistas, es ciertamente espectacular. Me gustaría saber, eso sí, cuál habría sido el resultado final si se hubiera decidido colocar el local al otro extremo de la torre, mirando al Paseo de La Castellana...

Pero lejos de aspectos puntuales, el servicio es impecable, bien formado y cercano, consiguiendo hacer sentir cómodo al comensal desde el principio. Digna de elogio su medición perfecta de tiempos entre aperitivos varios, bebidas y platos principales, algo que cada vez se echa más de menos. Cierto es que por tratarse de ésas fechas, el local estaba casi vacío, lo que facilita el trabajo. Aun así, lo cortés no quita lo valiente.

Su carta, diseñada por el joven cocinero británico Andrew Bryson, combina productos de temporada con leves pinceladas creativas, sin excesos. Cabe destacar su exquisito ceviche de mero –grata sorpresa–, así como sus carnes. Empezando por unas deliciosas croquetas de jamón ibérico y terminando con su carrillera de ternera en su propio jugo. Apuestas sencillas pero seguras. En cuanto al pescado, sin embargo, fue una lástima ver cómo un fesquísimo San Pedro se echaba a perder por cocinarlo demasiado. Un error imperdonable. En definitiva, sensaciones encontradas. Habrá que volver para sacar conclusiones definitivas (por José María Álvarez)

VOLVORETA (Paseo de la Castellana 259B, Madrid)
Teléfono: 913 342 700
Precio: Entre 50 y 60 euros sin bebidas.