miércoles, 8 de julio de 2009

Cuestión de expectativas

En la vida todo es cuestión de expectativas, hasta el vino. ¿A cuento de qué viene esta reflexión? Pues porque el otro día un amigo me pedía que le recomendara un buen caldo de los que hubieran pasado en las últimas semanas por mis manos para una cena en casa. No pude evitar contestarle: 'Todo depende de para qué, ¿no?'.

Por ejemplo, si las expectativas son "simplemente" acompañar la cena con un vino que no sólo resulte agradable sino que incluso nos sorprenda ligeramente por alejarse de los caminos más trillados (que no es poco), un Vía Romana 2006 (D.O. Ribeira Sacra), cumplirá la función con sobrada honradez por unos módicos 7-8 € y hasta puede dar pie a un debate sobre el potencial de la mencía. Si quieres subir un punto la apuesta y seguir explorando las maravillas que surgen en todos los rincones de nuestro país, opta por La Viña Escondida 2007 (D.O. Méntrida), uno de los vinos más sorprendentes de los últimos tiempos por su ambición y potencia (esa garnacha que ya ha dado alegrías recientes como el poderoso Pagos del Moncayo), aunque tenemos que ver aún su desarrollo en botella (22 €). No en vano sus responsables (Bodegas Canopy) ya nos han dejado maravillas como el Tres Patas o el Malpaso en los últimos tiempos, nada de extrañar sabiendo que dos de los cerebros oscuros de la bodega son Arturo y Belarmindo Fernández, del rmagnífico restaurante madrileño Asturianos.

Claro que a lo mejor lo que buscas es impresionar a un personal, más clásico, tipo suegros o jefes. En ese caso te diría que te lanzaras a por un Cumbre Montecillo Crianza 2005 (D.O. Rioja), elaborado a base de tempranillo y graciano, que cumple a la perfección con los parámetros esperables de la región y te dejará mal en ningún caso, aunque está claro que sus 45 € pueden no resultar justificables para todos si notan la crisis más de los recomendable. Claro que ya puestos con el tempranillo, puedes pegarte una pasada y lanzarte a por un Pago de los Capellanes El Picón 2004 (D.O. Ribera del Duero), probablemente el mejor vino que ha pasado por mis labios en los últimos meses y un lujo en todos los sentidos (la broma te saldrá por unos 115 €), la mejor prueba de que es posible crear un vino potente y armonizado al mismo tiempo, de los que justifican el precio por excesivo que pueda parecer. Claro que bien pensado es casi mejor guardárselo para disfrutarlo en solitario o en muy selecta compañía...

Lo dicho, todo depende de las expectativas.