Uno de los sitios donde he recalado este verano ha sido la zona de Girona más cercana a Francia, en concreto el pueblo de Espolla. Desde ahí pude acercarme a la capital para deleitarme con una comida prácticamente insuperable en El Celler de Can Roca que ya os contaré, pero también para conocer un par de lugares bastante interesantes –al menos a priori– en una zona con una cultura gastronómica realmente potente.
El primero de ellos, en la bonita localidad de Llança, fue Els Pescadors (foto de arriba). Allí se encuentra también el restaurante Miramar de Paco Pérez (estrella Michelin incluida), pero al haber estado hace poco en su Enoteca del Hotel Arts quise probar la otra gran referencia del lugar. Y creo que me equivoque. Las buenas vistas al puerto y una temperatura perfecta presagiaban una gran comida, pero no pudo ser debido a un sinfín de detalles muy mejorables que acabaron estropeando la velada pese al más que correcto tono general de lo que había en el plato. Así, los entrantes (cigalitas, mejillones al vapor y anchoas de L'Escala) rozaron a un buen nivel, especialmente las anchoas. Por su parte los segundos no le fueron a la zaga con un bacalao al pil-pil con espuma de patata espectacular (foto de abajo), un correcto gallo de San Pedro y unos sonsos –pescaditos rebozados tipo chanquetes– que incitaban a comerlos sin parar. Los postres, por contra, flojitos, flojitos...
¿Qué problemas hubo entonces para que hable de una experiencia agridulce? Pan cobrado a 3,50 euros (+ iva, claro) que era de los pequeñitos que compras ya cocido y recalientas en el horno, como en los menús del día de andar por casa; un pecado teniendo en cuenta los panes que pudimos probar en otros lugares de la zona. Carta de vinos con un montón de vinos acabados, precios más altos que en El Celler (lo juro) y servicio del vino inexistente. Traer las anchoas y que sean 3 para 4 comensales, para después no poner buena cara –ni pan tumaca– para el comensal que tuvo que esperar a que le trajeran otra. Dejar claro que no quieres nada con helado de postre y que te dejen pedir un sorbete que en realidad es un helado (¿problemas lingüísticos?). Cobrar cualquier pescado fuera de la carta con un 50-70% de sobreprecio sobre el más caro de los marcados... y sin avisarlo antes, claro; qué diferencia en este aspecto con otros lugares que he visitado este verano como Zaranda o D'Berto. Qué manera de estropear algo que podía haber estado muy bien, pero es el peligro de los sitios que llenan casi sin trabajárselo desde hace años –por lo que me dice gente de la zona– y donde se nota que ya no se hace ningún esfuerzo por mejorar.
ELS PESCADORS (C/ Castellar 41, Llança-Girona).
Teléfono: 972 38 01 25
Precio: 50-60 euros sin bebidas.